Arquidiócesis de Argentina, Mons. Juan Habib Shamieh: La realidad de la presencia de los cristianos en la diáspora
El espíritu ecuménico en los países expatriados es una necesidad
El texto original fue publicado en MECC el 7 de julio de 2021. Traducción y publicación por Maronitas.org en colaboración con The Middle East Council of Churches.
Entrevista también disponible en árabe y inglés.
Entrevista realizada por Huguette Salameh
Traducción de Mary Yahchouchy
Es cierto que los cristianos orientales dispersos por el mundo están alejados de su tierra natal, pero la mayoría de ellos llevan su cruz, su fe, sus valores y el ajetreo de la vida hasta donde aterrizan. Rara vez se rinden, y siempre encuentran soluciones para superar los retos. El obispo Juan Habib Shamieh habla de la diáspora y de cómo la Iglesia conserva a sus hijos, incluso cuando cambian de parroquia, y explica cómo trabajan en la archidiócesis maronita de Argentina, para acortar la distancia y evitar que la patria se convierta en un recuerdo.
Durante su visita al Líbano y tras la finalización del Sínodo de la Iglesia Maronita, mantuvimos un encuentro por Zoom con Su Excelencia Monseñor Shamieh para hablar de la realidad de los cristianos en la diáspora y del papel de la Iglesia. Nos dijo:«Los padres responsables de las diócesis en la diáspora llevan en su corazón a los hijos de sus feligreses, sus penas, tragedias, expectativas y aspiraciones... Por supuesto, se enfrentan al reto de llegar a sus feligreses en las nuevas sociedades donde se refugiaron en busca de una vida digna».
Y añadió: «Los cristianos que se trasladaron a la Argentina y a los países occidentales suelen incorporarse a la Iglesia latina, abandonando sus ritos e iglesias originales. Lo que sufrimos hoy es que maronitas, melquitas y armenios... olvidan su herencia oriental y se unen a la latina. Les agradecemos su hospitalidad y ayuda a nuestros hijos, pero lo que realmente necesita la Iglesia hoy es que los creyentes no sólo conserven su fe católica u ortodoxa, sino que practiquen la fe según sus ritos y tradiciones. Estamos llamados a animar a nuestros hijos a adherirse y unirse a su Iglesia, por muy lejos que estén. Las largas distancias y la incomunicación con la parroquia son algunos de los retos más destacados a los que nos enfrentamos junto con la necesidad de recordar a los expatriados sus países, sus raíces y sus familias, al igual que les recordamos su herencia religiosa y sus tradiciones allá donde vayan».
La identidad libanesa
«Por desgracia, no es nuevo que la Iglesia sufra muchos problemas y persecuciones desde su fundación. Hoy en día, trata de preservar y proteger a las minorías religiosas de Oriente. Damos gracias a Dios por la presencia de organizaciones e instituciones libanesas en muchas regiones, que preservan la herencia del pueblo libanés y de sus antepasados», añadió Shamiya, «esto nos ha permitido conocer y comunicarnos con las comunidades libanesas. Por ejemplo, la Fundación Maronita en la Diáspora y sus laicos comprometidos que trabajan para motivar a los cristianos a inscribir a sus hijos en el Líbano, y así preservar la identidad de sus antepasados, sobre todo porque muchos están desanimados. En cuanto a mis deberes, desde que me mudé a la Argentina en 2013, he estado trabajando duro para lograr estos objetivos porque los libaneses se integran fácilmente a la sociedad argentina. En los Estados Unidos de América, Canadá y Australia, hay un gran número de maronitas que abrazan y se preocupan por los libaneses. Están entre los países que más ayudan a los cristianos y a las familias libanesas, especialmente en las difíciles circunstancias que atraviesa el país. Contribuyen recogiendo ayuda a través de instituciones específicas y en todas las regiones, con la esperanza de que las familias vuelvan a reunirse».
La lengua materna
¿Y la lengua? ¿Cómo puede un maronita, un ortodoxo, un católico melquita, un caldeo o un sirio... preservar su lengua y sus oraciones viviendo en medio de una sociedad que habla exclusivamente español?
Su Excelencia responde: «La comunidad en la Argentina ha sido testigo de 5 o 6 generaciones... Es una de las comunidades más antiguas y muy pocos hablan la lengua árabe o el dialecto libanés. En la iglesia, nos apoyamos con el idioma español en todas nuestras oraciones y celebraciones, ya que el Evangelio y la liturgia fueron traducidos al español.
La lengua árabe supone un reto adicional de una generación a otra. Hubo muchas iniciativas para enseñar a los libaneses la lengua árabe y el dialecto libanés escribiendo las palabras árabes en letras latinas. La familia desempeña un papel importante en la superación de este reto. Lamentablemente, muchos padres e hijos en la Argentina no hablan el dialecto libanés.
Por ello, incitamos a los libaneses a aprender el árabe, el libanés e incluso el siríaco, la lengua de la herencia maronita. A su vez, tienen el deber de preservar su identidad, su patrimonio y su lengua siríaca a pesar de sus diferentes nacionalidades. Al mismo tiempo, es necesario encontrar incentivos para vincular a los cristianos con su Iglesia original en el Líbano y en su patria».
La juventud en la diáspora
Shamieh también mencionó el papel de los jóvenes para tender puentes entre Oriente y Occidente: «el Patriarcado Maronita invita a los jóvenes de la diáspora a visitar el Líbano, y organiza viajes y encuentros para darles a conocer su patrimonio y sus tradiciones. La Iglesia Maronita ha organizado dos Sínodos para los jóvenes en los últimos años, a través de numerosas reuniones en Bkerke, Líbano.
La Fundación Maronita en la Diáspora creó una oficina especial para los jóvenes, y organiza encuentros y concursos en línea, cuyos ganadores reciben un viaje al Líbano durante el cual visitan las regiones libanesas y a sus familias y parientes... En la actualidad, nos comunicamos con los jóvenes que quieren visitar su patria y tratamos de ayudarles a cumplir su deseo».
El trabajo ecuménico en el extranjero
¿Vivir en el extranjero es un incentivo para fortalecer la unidad de las iglesias y el espíritu ecuménico? El obispo Shamieh confirma que la diversidad eclesiástica en la Argentina es enriquecedora. «En la Argentina hay cuatro iglesias católicas orientales, a saber, los católicos armenios, los católicos melquitas, los católicos ucranianos y los maronitas, encabezados por metropolitanos que participan en el Sínodo de Obispos Católicos del país, que se celebra dos veces al año durante una semana cada uno. Esto incluye la Comisión para las Iglesias Orientales, a la que representé durante 6 años. Lo que une a los cristianos orientales con los latinos occidentales es la identidad católica. También hay otras organizaciones para católicos, ortodoxos, protestantes y evangélicos, y estoy en contacto con ellas para reforzar el espíritu ecuménico entre las iglesias cristianas.
Además de la Federación Cristiana, hay asociaciones que se ocupan del diálogo interreligioso entre musulmanes, judíos y cristianos, en muchas circunstancias y ocasiones. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Argentina creó una oficina especializada en la comunicación con las distintas religiones, y sus tareas consisten en la coordinación entre ellas, el seguimiento de sus asuntos, la asistencia y la organización de actividades entre ellas y los cristianos».
Y concluyó deseando: «Finalmente, esperamos que la paz reine en la región, entre todos los hijos de Dios, para que podamos vivir en paz y tranquilidad unos con otros. También esperamos que los cristianos se unan y sean un testimonio para todos dentro de una misma familia cristiana».
Communication and Public Relations Department