Ella merecía el estatus

El texto original fue publicado en MECC el 27 de octubre de 2022. Traducción y publicación por Maronitas.org en colaboración con The Middle East Council of Churches.

Dr. Michel E. Abs

Secretario General del Consejo de Iglesias del Oriente Medio

Ella es la mujer, la madre, la hermana, la esposa, la hija, la amiga y la compañera, y todos los nombres de protección le son dados.

Ella es la seguridad del hombre y de la humanidad que fueron criminales para ella durante cientos de años, por lo que le robaron lo que tiene y le negaron lo que es, sólo porque son más fuertes que ella y porque la selva legó a la sociedad el predominio del más fuerte y su dominio de lo que merece y lo que no merece.

Ella es la paciencia, la firmeza y el aguante de lo intolerable para preservar a quien ama.

Ella es la silenciosa, prudente y sufrida que abrazó a los hacedores de la historia humana.

En sus profundidades fueron llevados y, en sus manos, crecieron, y en su melodiosa voz se durmieron o en sus historias, los que trazaron las líneas de la civilización.

Ella es los cimientos que sostienen la estructura de la vida humana, los cimientos ocultos que el hombre rara vez recuerda.

Ella es la que ha sido recompensada por la raza humana con diversos atributos, la dureza de la vida, y la discriminación en todos los campos, fue llamada por los atributos más despreciables, sus derechos fueron desperdiciados, fue transformada en un objeto, y fue acosada al máximo.

Lo que han sufrido las mujeres lo pueden haber sufrido también muchos hombres, pero las malas prácticas a todos los niveles han perseguido a las mujeres mucho más que a los hombres.

La objetivación de la mujer puede ser lo más horrible que se ha practicado contra ella y lo más insultante para el alma humana. Se la ha objetivado de diversas maneras, pero no hay lugar aquí para entrar en sus detalles degradantes, no sólo para ella, sino para los seres humanos.

En cuanto a la actualidad, estamos en la otra cara del fenómeno.

La mujer sigue siendo la misma, la madre, la hermana, la esposa, la hija, la amiga y la compañera, pero lleva nuevos componentes personales y sociales.

Es la mujer culta y profesional que entró en la sociedad por la puerta grande.

En todos los ámbitos la encontramos bien posicionada y con un buen desempeño.

Desde el comienzo de mi vida profesional, he tratado con mujeres que trabajan en diversos campos. Desde la educación y la investigación científica hasta la gestión, pasando por la banca, la medicina y la enfermería, la ingeniería, el derecho y otros campos, encontramos mujeres capaces de alcanzar logros y creatividad.

La clave de esta transformación reside en la educación, una bendición de la que se ha privado a las mujeres durante siglos con diversos pretextos.

La educación es el impulso de los pueblos, de los grupos oprimidos y marginados. En ella reside el secreto del progreso social, y Dios la convirtió en un derecho y un deber para todas las personas.

Entre la «mujer asesinada por la ignorancia» (un viejo artículo escrito por un escritor libanés a principios del siglo XX) y la mujer que fue honrada por la ciencia y se honró a sí misma con ella, el viaje de siglos de la humanidad que la tiranizó.

Entre enterrar vivas a las niñas y honrar a las hijas de la casa y tratarlas como princesas, nuestras sociedades han dado pasos de gigante.

Desde hace décadas, en el Líbano y en el mundo árabe, asistimos a cambios radicales en la condición de la mujer a todos los niveles, y estas transformaciones son el resultado de diferentes dinámicas que las conferenciantes abordarán desde su punto de vista.

Hoy en día, la mujer es una socia con plenos derechos en diversos ámbitos de la vida. Desde la familia hasta la política, pasando por el trabajo, hoy ya no se discute su papel.

Mi generación ha sido testigo de estas transformaciones y he visto y oído cómo las familias intentaban convencer a las niñas para que dejaran de estudiar al terminar la fase complementaria de la educación y se quedaran en casa esperando un novio que la «acogiera». Hoy, sin embargo, ni los padres ni ella aceptan dejar de estudiar antes de alcanzar el más alto grado en su campo de especialización.

Nuestra sociedad se ha dado cuenta de que, si las joyas que posee una mujer son una protección para ella en caso de que su matrimonio fracase, la ciencia y la profesión son su baluarte.

Este es uno de los indicadores básicos de avance, y si queremos definir un estándar para el avance de los pueblos, la actitud hacia las mujeres y la forma en que son tratadas es el criterio.

Hace dos mil años, un revolucionario llamado Jesucristo rechazó el estatus de la mujer en su época, denunció la inferioridad con la que era tratada y la injusticia a la que era sometida, y devolvió el respeto a la mujer más reprochable de la época, frenando el odio de las masas estúpidas e impidiendo que la apedrearan. Desde entonces, trazó el camino para devolver la dignidad a las mujeres.

La débil criatura, a la que sólo le quedaba la opción de la subordinación, se ha convertido hoy en un actor social fuerte y ha merecido este estatus.

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Este es el IV simposio del Proyecto Dignidad Humana, organizado por el equipo de trabajo en forma de mesa redonda, y se ha querido contar con los mejores investigadores y especialistas en la materia.

Además, hemos querido que este simposio sea presencial sólo para los profesores y estudiantes que participan en este trabajo, siempre que los futuros simposios sean presenciales y en diferentes lugares del Medio Oriente si las condiciones lo permiten.

Agradecemos a los colegas, miembros del equipo de trabajo y elogiamos su esfuerzo. También agradecemos a los conferenciantes y les decimos que esto es sólo el principio y que intentaremos en la medida de lo posible comunicarnos con ellos para actualizar el archivo del tema en el que participaron y mantenerlo vivo en el contexto del trabajo de estudio y rehabilitación de la dignidad humana en nuestra zona.

Sean bienvenidos.

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